Cuando se habla de practicar Medicina o Fisioterapia basada en la evidencia nos referimos a la necesidad de integrar la mejor evidencia científica disponible sobre un tema con la mejor evidencia basada en la propia experiencia del profesional, sin olvidar aspectos éticos, el contexto de la práctica clínica, y los valores y preferencias de la persona que acude a consulta (Veras et al, 2016).
Sin embargo, tan sólo entre un 5-15% de profesionales parecen tener en cuenta los resultados de estudios científicos en su toma de decisiones clínicas, lo cual es una cifra realmente preocupante (Park, 2015). Así, ¿qué valor tiene el conocimiento si se limita al ámbito científico y no llega a otros foros y a una audiencia más diversa, especialmente a aquellos que tienen que utilizarla a nivel clínico? Difundir los resultados de una investigación es parte crucial del método científico, ya que es la forma en que los investigadores comparten sus hallazgos con los demás (Estabrooks et al, 2018). Pero se hace de forma incompleta si estos hallazgos no tienen un efecto sobre la práctica habitual, lo cual implica llegar con ese conocimiento a la sociedad, y ya no sólo al profesional sanitario, sino también a personas individuales y a entidades sociales. Sólo de esta forma será posible empezar a cerrar la enorme brecha que existe actualmente entre investigación y clínica.
Un paso importante en esta dirección es entender qué factores dificultan esta comunicación. En lo que respecta a los profesionales se han destacado la resistencia al cambio, la falta de conocimientos y habilidades necesarias para interpretar y aplicar la evidencia científica, limitaciones de tiempo asociadas a la alta demanda clínica y, no menos importante, la existencia de contextos organizacionales que no fomentan la innovación y la actualización continua (Sánchez-García et al, 2013). El abordaje de estos condicionantes es fundamental para la mejora de la situación antes descrita. Puede parecer que todos estos elementos se encuentran a nivel del receptor de la comunicación, como si en una llamada telefónica el problema estuviera únicamente en el teléfono, oído o cerebro de la persona que recibe la misma. Sin embargo, cuando un mensaje no llega, alguna responsabilidad tendrá el emisor. Si no lo planteamos de esta forma, difícil arreglo tiene esta situación. Desde el ámbito de la academia y la responsabilidad como científicos, tenemos la obligación de actuar (Green LW, 2008). En este sentido, actuaciones para la concienciación general sobre la problemática que den lugar a una exigencia social, o la facilitación del mensaje que mejore su interpretación y calado, o la accesibilidad al mismo mediante el uso de otros canales, son elementos que pueden abordarse desde la parte productora de evidencia. Por eso, desde UMSS creemos en el papel divulgador de, por ejemplo, blogs y podcasts, siempre y cuando estos estén bien informados y fundamentados en la mejor evidencia disponible. Construir un mensaje científico de forma más “amigable” y fácilmente entendible es nuestro siguiente paso.
Referencias
Estabrooks PA, Brownson RC, Pronk NP. Dissemination and Implementation Science for Public Health Professionals: An Overview and Call to Action. Prev Chronic Dis. 2018 Dec 20;15:E162. doi: 10.5888/pcd15.180525.
Green LW. Making research relevant: if it is an evidence-based practice, where’s the practice-based evidence? Fam Pract. 2008 Dec;25 Suppl 1:i20-4. doi: 10.1093/fampra/cmn055
Panteli D, Legido-Quigley H, Reichebner C, et al. Clinical Practice Guidelines as a quality strategy. In: Busse R, Klazinga N, Panteli D, et al., editors. Improving healthcare quality in Europe: Characteristics, effectiveness and implementation of different strategies [Internet]. Copenhagen (Denmark): European Observatory on Health Systems and Policies; 2019. (Health Policy Series, No. 53.) Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK549283/
Park K, Choi B, Han D. Clinical physical therapists research activity reality and barriers to their utilizing research findings. J Phys Ther Sci. 2015 Jul;27(7):2091-5. doi: 10.1589/jpts.27.2091.
Veras M, Kairy D, Paquet N. What Is Evidence-Based Physiotherapy? Physiother Can. 2016;68(2):95-98. doi: 10.3138/ptc.68.2.GEE.
Sánchez-García I, López-Medina IM, Pancorbo-Hidalgo PL. Obstáculos percibidos por las enfermeras para la práctica basada en evidencias: Un estudio cualitativo. Enfermería clínica. 2013;23(6):279-83.